Ahora bien, ¿qué plantas podrían colonizar estos tiestos y mashrabillas? ¿Qué especies se adaptarán mejor al clima sevillano? ¿Y a la naturaleza química de los nuevos afluentes? ¿Cuáles resultarían además de interés ornitológico?...
Entre todas la posibilidades, en esta ocasión, nos gustaría aprovechar la oportunidad para explorar la dimensión aromática del jardín, y si se nos permite, de la propia Sevilla. Una ciudad marcada por intensos fenómenos aromáticos como la floración del azahar en primavera, o el uso de inciensos vegetales en las celebraciones religiosas variando según hermandades, vocaciones, barrios, etc. De nuevo aparece un fecundo patrimonio popular que se nos ofrece como material abierto para repensar nuestro entorno de manera creativa.
Atendiendo a ello, nos gustaría proponer la elaboración de una paleta botánica para el jardín, contando con la colaboración del reconocido perfumista francés Barnabé Fillion (una de las narices más singulares del panorama internacional), con el objetivo de complementar las plantas existentes en el barrio y su vecino parque Amate, con otras especies potencialmente aromáticas, a partir de las cuales diseñar y destilar una fragancia única y singular. Un aroma que podría explorar creativamente, las singularidades del barrio, su naturaleza cosmopolita o las asociaciones interespecies (pajaritos) que se plantean en el proyecto. Precisamente, esta última aspiración nos recuerdan unas aportaciones de R. H. Shamsuddín sobre el jardín de tradición islámica:
Los musulmanes de los primeros siglos del Islam intuyeron lo que actualmente conocemos por “sociología de las plantas”, es decir, la afinidad magnética entre ellas mismas, de modo que se cuidaban de sembrar en un mismo arriate plantas de distinta familia, cuyos perfumes y pólenes no fuesen homogéneos. Iban incluso más lejos: sabedores de que ciertos pájaros muestran inclinación por determinados árboles, así la golondrina por el ciprés y el ruiseñor por el almendro, y de que los cánticos de las aves influyen en el metabolismo de las plantas, conforme a la hipersensorialidad que se ha podido observar en el mundo vegetal, tenían también muy presente el árbol que iba a dar sombra a las flores con el fin de que hubiese afinidad perfecta, no ya entre árboles y flores, sino entre éstas y el cántico de los pájaros, por lo que las rosas, vaya como ejemplo, aparecían junto a los almendros y los lirios cerca de los cipreses....
Más allá de esta referencia, lo que nos interesará explorar será la producción de un aroma, a través de una segunda destilación donde, en esta ocasión no solo se precipite agua, sino también los aceites esenciales de las plantas cultivadas y recolectadas por los propios vecinos en los jardines verticales propuestos, o en las calles y parques del barrio… es decir, despertar otra expresión sensible de lo que nos rodea.