Es común en el Mediterráneo oriental, y más específicamente en el suroeste de Turquía, e islas como Rodas. El género toma su nombre de la combinación de liquidus (líquido) y ámbar, refiriendo a su resina aromática, el estoraque, que tiene propiedades medicinales y es un apreciado fijador en perfumería. El epíteto orientalis alude a su procedencia.

Pese a su procedencia requiere bastante humedad en los suelos, lo que explica que sea mas frecuente en llanuras de inundación, aunque curiosamente no soporta el encharcamiento. Tampoco resiste las heladas.

Éste árbol es el origen de un materiales sintéticos muy utilizado en la actualidad: el poliestireno. El "estoraque" es una resina aromática que además actúa como fijador al ser capaz de estabilizar a otros compuestos ralentizando su evaporación. En 1839 un boticario alemán, Eduard Simon, destiló estoraque obteniendo, entre otras sustancias, un aceite al que denominó"estireno". Lo depositó en un frasco y días más tarde descubrió que se había transformado en un material duro y translúcido. Simon asumió que había sido por oxidación y denominó al nuevo compuesto como óxido de estireno. Sin embargo años más tarde (1845) otro alemán, el químico August W. Hofmann, químico alemán y el británico Jhon Buddle Blyth trataron infructuosamente de replicar el experimento demostrando que la sustancia se originaba incluso en ausencia de oxígeno, pero requería luz solar. Fue finalmente (1920) el alemán Hermann Staudinger, también químico, quien estableció que el proceso por el que se transformaba de un aceite a un sólido era una polimerización, llamando al material resultante poliestireno; un proceso que se daba tanto en polímeros naturales como en sintéticos aplicando calor. Sus investigaciones en este campo le valieron el Nobel de Química en 1953. Desde entonces se han generado múltiples variaciones de este material, habitual en múltiples usos como paquetería, material aislante, etc.